PROCLAMADO POR LAS NACIONES UNIDAS
ESTE IMPORTANTE MEDIO DE COMUNICACIÓN
SOCIAL, POLÍTICO Y CULTURAL
Crea el mundo cada día y lo entrega sin más esperanza que ser tenida en cuenta. Es ella, pero no tiene cuerpo de mujer ni labios de mujer ni, exclusivamente, voz de mujer. Piensa de mil maneras y así se presenta ante los demás, en innumerables formas, con múltiples matices, incontables apariencias. Interpreta y juega, grita y se enfurece, se emociona y sus latidos hacen palpitar a sus amantes aún en la distancia. Es capaz de hacer que quien le presta atención olfatee los más sutiles aromas sin llegar a emitir ninguna fragancia, que paladee los sabores más sublimes cocinando en un fogón imaginario los guisos más exquisitos y todos están invitados al banquete. Es un poco bruja, porque busca la alquimia que convierta la vida en oro, juega con las palabras sin sopesar si se convertirán en dardos dañinos o filos lacerantes ¿O puede ser que sí?
No hay mejor acompañante para las horas tristes, para las horas muertas.
No hay mejor amante para los solitarios, ni una amiga más fiel, porque siempre que la busques estará a tu lado. Hará que bailes al son de ritmos cautivadores y te cantará todas las melodías, porque todas son suyas. Tal es su ambición por abrazar la vida que ninguna lengua le es extraña, todas las habla con fluidez. Conoce a los sabios y a los tontos, persigue a todo aquel que tiene algo que contar y si no lo encuentra inventa excusas perfectas para que no se noten las ausencias. Muchos auguraron y auguran su muerte mientras en su interior la fuerza no cesaba ni cesa de fluir para proporcionarle la vida eterna.
La radio es sutil como el vapor, se filtra por los rincones del alma y se queda allá donde se le ofrece una puerta abierta, una rendija. La radio es ayer y es mañana, porque hoy nadie se imagina una vida sin ella.
La radio sufre con los sufrientes, se apresura con los impacientes, se para bajo de los árboles a reflexionar, en un mundo en el que ya pocos son los que lo hacen.
La radio vive en casa como uno más y nunca molesta. Habla cuando se le ordena, calla cuando nota que es hora de enmudecer. Asume como suyos los hábitos de todos. Madruga si el día empieza pronto o trasnocha si es la noche quien se ofrece.
Es capaz de estar en vela toda la vida si no tiene que dormir. La radio y la vida son parejas y mientras dure la una estará la otra para contarlo.
¡¡¡¡Feliz Día de la radio!!!!
LA HISTORIA DE LA RADIO
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