+MUJER + HOMBRE

Su madre era modista y su padre, contable de un periódico.
A la muerte de éste, se ve obligada a interrumpir sus estudios y ponerse a trabajar y lo hace en el cuerpo de Correos y Telégrafos en 1909.
Abogada y política
Que una mujer consiguiera una licenciatura en aquellos primeros años del siglo XX era algo más que anecdótico. Pero que una mujer quisiera ejercer la profesión en la que se había licenciado era aún más extraño. Clara no dudó en solicitar su inscripción en el Colegio de Abogados y empezar a ejercer como tal.
Ya durante sus años de trabajo y estudio, Clara fue formando sus ideales feministas y republicanos y empezó a colaborar en asociaciones en defensa de la emancipación de la mujer y con ideales de izquierdas.
Pero su gran oportunidad llegó de la mano de la II República Española. En 1931 se modificaba la ley electoral y permitía a las mujeres mayores de 23 años poder ser elegidas en el Parlamento. Clara Campoamor, junto a Victoria Kent y Margarita Nelken fueron las tres únicas mujeres que consiguieron su escaño.
El voto femenino

Clara se arriesgó y siguió defendiendo su postura hasta que consiguió su aprobación el 1 de octubre de 1931. Cuando dos años después las urnas dieron la razón a Victoria Kent, Clara tuvo que asumir su derrota y las críticas que sobre ella llovieron desde los partidos de la izquierda.
Clara no consiguió un escaño de nuevo pero no se resignó y decidió continuar en la política. En 1934 abandonaba el partido Radical e intentó encontrar un sitio en otros partidos de izquierdas aunque no lo consiguió.
Un largo exilio
Cuando en 1936 estallaba la Guerra Civil Española, el exilio fue el camino de muchos, entre ellos, el de Clara. Primero en Lausana y después en Buenos Aires, buscó en varias ocasiones la manera de volver a su patria. Pero una injusta y no demostrada acusación de pertenencia a la masonería se lo impidieron.
Clara Campoamor terminó sus días en Lausana, donde moría de cáncer el 30 de abril de 1972. Tenía 84 años. Sus restos fueron trasladados a San Sebastián. Su vida y su legado ha sido desde entonces recordado como el de una mujer valiente y luchadora que no dudó en dedicar todos sus esfuerzos en defender la causa en la que ella creía fervientemente.
Discurso de Clara Campoamorante las Cortes el 1 de octubre de 1931, donde quedaría aprobado el voto femenino en España
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